La segunda, que es la que me he tomado estos días, "este es mi tiempo libre, NO VOY A HACER NADA". En serio, perder el tiempo unos días hay que hacerlo de vez en cuando en la vida, vale la pena por la recarga de pilas que supone. Es cojonudo levantarse pensando, "¡Dios! ¡Llego tarde!" y luego percatarse de que en verdad no has de ir a ningún sitio y puedes continuar en la cama, zzzzzzzzzzzz.
Lástima que todo se acaba, la semana que viene me levantaré pensando, "¡Dios! ¡Llego tarde!" y ¡será verdad!
Carpe Diem... bueno o quizás no siempre ;-).
¡Nadie fastidia las vacaciones de mi familia salvo yo! ¡O tal vez Bart!
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