lunes, 23 de febrero de 2009

BOCATA DI CARDINALE

Es una cuestión de estadística, todas las clases de párvulos tienen una especie de Ralph Wiggum que se pirra por devorar los rotuladores. Se desconoce cuál es el motivo evolutivo por el que dicho personaje siente una necesidad de cubrir sus carencias dietéticas a base de cariocas y plastidecor varios. Lo que sí se sabe es cuál es su manjar predilecto, la joya de la corona de dicho gourmet particular: ¡una goma de borrar Milan! ¿Quién no ha sido seducido alguna vez, ante la proximidad de un almuerzo que no llega en plena clase de historia, por ese aroma que destila, que te hace pensar que quizás está hecha de nata, tal y como indica el texto que lleva escrito?

sábado, 14 de febrero de 2009

PRICELESS LOVE

Pero... ¿cuánto cuesta el amor? Quizás te preguntes inocentemente mientras reservas en ese restaurante fashion que sirven platos escasos a un precio desorbitado. Pensando en la escasez de la cena no es mala idea comprar unos de esos pastelitos con forma de corazón que ponen ella y él. Así en un alarde de romanticismo cada uno se come el del otro, ¡que bonito! Pero los pasteles esos no son gran cosa si no se acompañan con la rosa de turno, hay que dejar a las floristerías que hagan su agosto particular. Cena, flores, pasteles... todo ello es etéreo, pero necesitas algo que represente la eternidad de tu amor... ¡¡¡una sortija con diamantes incrustados!!! Y, ¡que cuernos! ya puestos, collar y pulsera a juego. A fin de cuentas... ¿cuanto cuesta el amor? Decidido pues, después de la cena, en el paseo en barca a la luz de la luna, le das los regalos y ella te da los suyos. ¡No puedes ni imaginar la cara que pondrá! Sobre todo teniendo en cuenta que, con las prisas, ella sólo te va a regalar un CD pirata con una colección de canciones cursis bajadas de la mula y que ni siquiera te gustan. ¿Cuánto cuesta el amor? Pues algún disgusto de vez en cuando ;-).

Hale, feliz sablazo quién lo sufra este sábado.

lunes, 9 de febrero de 2009

SEMAFORO DE CASTIGO

Hola gente que conduce y pierde los nervios (llevo dos años sin). ¿Es cierto que existe en algún punto de vuestro trayecto a casa un semaforo o señal que os saca de quicio? Ya sabéis una de esas que no tiene sentido y siempre os estáis planteando saltarla. Pues bien, que sepáis que esas señales son una especie de purgatorio en el cual os debéis de detener a pensar en vuestras faltas. Sé que dicho esto no sólo no os voy a tranquilizar si no que os voy a forzar a que la próxima vez os la saltéis mentándome y extendiéndome el dedo corazón. Bueno si os sale una patrulla al paso, no digáis que no os advertí ;-).

Este concepto está extraido de Weeds (con más gracia en la serie eso sí). Me encanta, o al menos sus dos primeras temporadas (ya que la tercera, hasta donde llegué con la serie, flojea un poquito y con la cuarta no me he atrevido todavía).