viernes, 12 de noviembre de 2010

YE, NANO

¿Alguna vez habéis querido cambiaros el nombre? A fin de cuentas es algo que no elegimos, estamos a la merced de:

1.- Que en la familia de nuestros padres haya familiares con nombres horribles a los que rendir homenaje (me encanta cuando no coincide el genero de quién se quiere homenajear y del homenajeado).
2.- Los actores de TV, canciones horteras y demás que les chiflasen a nuestros padres (¿habrá algún Kevin Costner de Jesús leyendo esto?).
3.- Alguien abrió al azar el gran libro de los nombres por la página de Ceporrino.
4.- Nuestro maravilloso santoral, estupendo nacer el día de San Becerrino.
5.- Uno de nuestros padres fue victima de los casos 1,2,3 o 4 y, en un alarde de originalidad, decidió llamarnos igual.

Yo creo que no merece la pena. A fin de cuentas la gente acostumbrada a llamarte Bartolo no va a pasar de la noche al día a llamarte Magnificus sin soltar alguna carcajada.

Qué mal lo tiene que estar pasando la Y en estos momentos por cierto. Su prima la I creo que no para de hacer bromitas ;-).

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