miércoles, 12 de enero de 2011

IRONÍA ENTRÓPICA

Por fin te dispones a ordenar tu habitación. Derribas la trinchera de libros, y colocas cada uno en su estante (sin ninguna lógica eso sí, lo del orden alfabético déjaselo a los bibliotecarios y a los pirados). En una bolsa, echas todos esos papeles que no tiraste “por si acaso”, a pesar de que ni tú mismo sabías a qué te referías con eso. Retirados un sinfín de trastos, descubres que el color de tu mesa es marrón y no blanco como pensabas, ¡qué cosas! Te sientes valiente, así que abres los cajones de la nostalgia, te encuentras con entradas de conciertos que te sacan los colores, fotos de cuando no se veían hasta que se revelaban, postales y cartas… la mayoría facturas. Echas las facturas a la bolsa. Ya puestos, sacas brillo con la escoba y el mocho al suelo. Hale, satisfecho una parte de ti piensa que no será difícil mantenerlo así si llevas cuidado, la otra se ríe a carcajada limpia, ya que sabe que en una semana estará igual o peor.

Al día siguiente, un papelito que te hace falta ha desaparecido. La policía dice que has de esperar 48 horas para darlo por perdido, pero tú y yo sabemos que o bien está perdido en el misterioso mundo de Narnia o, probablemente, acabo ordenado junto con otros papeles importantes en la basura.

4 comentarios:

Narayani dijo...

Cuánta razón llevas en lo que dices.

Qué gracia me ha hecho cuando has puesto: mientras la otra se rie a carcajada limpia. Sé de qué hablas, jeje.

Jose dijo...

Es verídico, y lo peor es que cuando ha pasado un tiempo y observas que la habitación vuelve a su estado natural (desordenado... no nos engañemos) te preguntas ¿cómo diablos ha podido ocurrir esto?

¡Gracias por tus comentarios! ;-).

Narayani dijo...

Ya, en mi habitación pasa lo mismo. La recojo un día y al momento ya está patas ariba. Es un misterio como puede ocurrir tan rápido :-)

Narayani dijo...

arriba con dos "erres", jeje